Ir al contenido principal

Una cuarentena segura.



Pilar vivía en un barrio tranquilo de la ciudad, su departamento tenía un balcón al frente, sol de mañana y algunas plantas, las que sobrevivían a su dueña, que las regaba según el día y sus necesidades. Algunas soportaban erguidas los excesos y otras manifestaban en silencio su protesta de ramas y hojas caídas.  El agua era el remedio a casi todos los males, las bañaba con frío, con sol y con lluvia, para expiar sus culpas y abandonos temporarios, relacionados generalmente, con sus viajes.
Cuando se diseminó la epidemia y llegó el aislamiento a la ciudad, los hábitos del barrio cambiaron y también los de Pilar, que vivía sola en su casa.
La calle copió al desierto. El silencio sonó más fuerte que nunca y molestó los oídos, primero fueron tímidas cosquillas para después convertirse en un dolor áspero.
Su edificio, según la tecnología, era de los llamados, inteligentes. Para abaratar costos habían eliminado al encargado y una empresa de limpieza hacía las tareas básicas. Eso sí, habían contratado una empresa de seguridad con vigilancia virtual y cámaras en la entrada. En la pantalla se veía a diario, la figura del vigilador en su puesto de trabajo.
La primera semana de aislamiento de Pilar, fue de aceptación. Horarios, limpieza, orden. También películas y chats de todo tipo. Los grupos de whatsap alteraron su clima interno y los problemas psicológicos y de encierro dinamitaron algunas relaciones y promovieron otras. En su caso, las conferencias de trabajo invadieron sus ochenta metros cuadrados, no siempre con el mejor resultado.
Cuando prendió el televisor para desenchufarse, en el canal que mostraba la entrada del edificio, vio una señora sentada en uno de los silloncitos del hall, hablando con el vigilador virtual. Le llamó la atención. Pudo haber pasado algo y con el aislamiento no se había enterado. Miró el chat del consorcio, no tenía mensajes nuevos, lo que la tranquilizó de momento.
Al cabo de unas horas decidió volver a mirar la cámara para ver si todo estaba en orden, fue ahí que descubrió un señor sentado en el mismo lugar que la otra copropietaria, en una amable conversación con la pantalla. Entonces se animó a preguntar en el whatsap que estaba pasando. No recibió respuesta. Solo mensajes de prevención o como sacar la basura de los departamentos.
La situación se repitió en los días siguientes, no conforme con ello, bajó para hacer una compra y ver qué pasaba en la entrada del edificio. El sillón estaba vacío, dudó que hacer, pero la tentación fue más fuerte y decidió sentarse. La voz de la pantalla la saludo al instante.
__Hola Pilar, buenos días.
__Hola, en realidad yo...quería salir...pero...
__Tiene algún problema en especial? ¿Algún vecino que la molesta o con el que se quiere comunicar?
__No... se... Claro...
__Acá tengo diferentes listas, me voy a fijar si tengo algo para usted. En la de reclamos: la señora Luisa del 6B se queja porque le cae agua de su balcón y dice que ud. hace ruido con los zuecos de madera, cuando camina. En la de requerimientos: el señor Julio del 4A quiere saber si puede mandarle un chat privado, para socializar.
También están las votaciones, puede elegir la música para los balcones a la hora del aplauso, la mascota menos molesta del consorcio y otros temas como adhesión para cerrar la cuadra con vallas y declararnos independientes del barrio o subvencionar a los psicólogos de la manzana para que presten atención a los vecinos inadaptados.
__Le aviso que cuando Ud. salga tiene que colocar la huella en la máquina de la puerta. Ahí queda registrada su temperatura, la hora de salida y luego la de entrada, también cuando vuelva, debe acercar el ticket para sacer una foto de lo que fue a comprar para que quede archivado.
__No tenía idea de este servicio, dijo Pilar confusa.
__Fue surgiendo por los propios vecinos como un modo de organizarse y controlar mejor la pandemia. Ud. me deja lo que quiere transmitir, me cuenta lo que está pasando, tomo nota y yo aconsejo lo que es mejor para todos. Los conozco muy bien.
Cuando Pilar se disponía a despacharse a gusto, sonó una alarma anunciando que su turno online para atención personalizada había terminado y debía volver a registrarse con el vigilador, si este estaba disponible. Tenía dos semanas de espera.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Se levanta la cuarentena

SE LEVANTA LA CUARENTENA -        Hola Mamilik. Escuchaste la noticia. -        Hola Papilik. No escuche nada. -        El sábado se levanta la cuarentena. Ahora si. Se acabaron las palabras. Se terminaron los cuentitos. ACCION. -        Que alegría, Siii basta de cuentitos. -        Cenamos como era antes, ¿ en tu casa, cuando cumpliste los cuarenta? -        Siiii, preparo la comidita que te gusta. -        Llevo 2 botellas de champagne. -        ¿No será mucho? -        Hay Malilik, ¿Y la catarata? -        Hay que loquillo. Estas terrible Papilik. -        ¿No sabes lo que te espera? Lo tengo todo plane...

CAOS

Hace mucho, mucho tiempo… El sentido común había desaparecido, nadie podía encontrarlo, la libertad estaba en aislamiento social preventivo, la responsabilidad se sentía amenazada, buscaba culpables y no los podía identificar. Los sentidos entraron en pánico. El olfato se convirtió en una verdadera estrella, todos lo querían testear. Al tacto le recomendaron mayor higiene y estricta cuarentena de caricias. A los ojos los ocultaron para protegerlos, solo obtuvieron permiso de pantallas. El oído quedó tapado de malas noticias. El gusto tuvo revancha, todos querían deleitarse con él. Las últimas noticias dicen que nos achicamos para agrandarnos, nos despojamos para enriquecernos, nos alejamos para juntarnos más que nunca.   La cordura intentó dominar la locura para volver a la normalidad, no consiguió adhesión, ya nadie sabía si era lo más recomendable. Las dudas existenciales afloraban y crecían por todos lados. Llenaban los parques y las plazas. El caos agazapado miraba y s...

La vida, la vida, la vida

Antes de la cuarentena, su vida era una película en Eastman Color y Panavisión. Con un presupuesto ilimitado,   incluía, millones de extras, piense lo que significa que todos los días los figurantes, sean distintos. Autos, trenes, colectivos, aviones y todos los vehículos imaginables.   Ciudades, montañas, llanuras, lagos y mares, todos en decorados reales sin participación   digital. Cambiaban permanentemente, aunque más no fuera en sutilezas, un nuevo florero, un cartel, la disposición de las mesas o la cartelera del teatro. Tenía efectos de lluvia, viento, calor, frio, sol, nubes, noches y días.   Ser el guionista, director y actor principal a la vez, hacía que fuera difícil, mantener el foco de la trama. Aparte hay que reconocer que siendo una película tan larga, es difícil mantener las expectativas y la tensión en la obra. Hoy está arrepentido   de no haberles dado más bolos a ciertas personas   o personajes que podrían haber enriquecido mucho su ...